Pero me dieron ganas de llorar. Mejor puse a llorar a la noche, a mis desvelos. Le di mis palabras, le colgué mi nostalgia al hombro. ¿Cómo pedir perdón? ¿cómo repararle mis faltas?
Quiero ser partícipe de mi fe. ANIMO EN EL CAMINO DE LA FE. Mi Biblia bajo el hombro es mi sueño ministerial. Hablar bien de ti en la Gran asamblea. Proclamar tu gloria y poder. Honra y majestad.
Mas he llegado al final de mi camino. Pero llevaré en mis rodillas las oraciones que por mi ofrecieron y de aquellos que ni oraron por mí. He servido a mi Dios. He sacrificado mi vida.
Mas no soy más que un siervo inútil. Únicamente he hecho lo que tenía que hacer.
Bendice ¡Oh Padre! a los jóvenes, de El Camino de la Fe, que serví por dos años. Que florezca su juventud como las rosas; que se ensanche su fe como el cielo. Amen.
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