Por: Felipe Tambriz
El relativismo es una corriente
filosófica que postula “que no hay verdades absolutas” y que “nada debe
considerarse absolutamente malo o bueno”, es decir que la verdad no existe sino que todo está
sujeto a lo que conviene a cada circunstancia y que el dogmatismo debe
rechazarse por ser opresora y excluyente por tanto, hay que amoldarse a la diversidad que existe
en este mundo.
Para los cristianos este concepto es totalmente aberrante tomando en cuenta que
nosotros basamos nuestra fe en una sola verdad que es Jesucristo tal como la
dice San Juan 14,6 que: Jesucristo es el camino, LA VERDAD y la vida. Por
tanto, el tener doctrinas y dogmas es inevitable pues si Jesucristo es la
verdad entonces no deberíamos dejar que esa verdad se corrompa al sabor y
antojo de las personas a lo largo de las diversas circunstancias y momentos de
la historia. Es más en otro pasaje de la Sagrada Escritura Jesucristo recita
las siguientes palabras: El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no
pasarán. Es decir que esta verdad que leemos en el evangelio de San Juan debe
permanecer inmutable hasta el fin de los tiempos no importando las condiciones
y los momentos de la historia. Y por último, San Pablo, en su carta a los
Romanos 12, 1 nos exhorta que “no nos dejemos cambiar según los criterios del
mundo”, es decir los criterios humanos que con el tiempo van surgiendo y van
cambiando, y que a su vez son contrarios a la palabra de Dios.
Actualmente nos encontramos ante una
crisis demasiado fuerte: la proliferación de sectas que se dicen iglesias
Cristianas, y que profesan las más diversas, contradictorias y disparatadas
doctrinas que confunden a aquellos que no se toman la tarea de investigar
detenidamente cuál de ellas debería ser la verdadera. Como diría aquel cantante
guatemalteco, “en este mundo hay más religiones que niños felices”.
Ante esto, la iglesia católica ha
mantenido firme su postura de presentarse al mundo como la verdadera iglesia de
Cristo y que fue la única que Cristo fundó en persona cuando le dijo a Pedro en
Cesarea de Filipo, “Tú eres Pedro y sobre esta piedra Edificaré MI IGLESIA y
los poderes del infierno no prevalecerán contra ella”. Si revisamos la historia
nos daremos cuenta que todas las demás iglesias que se profesan Cristianas han
surgido posteriormente a esta iglesia católica que Cristo fundó. Es más,
actualmente se están oponiendo fuertemente a ella, acusándolo de innumerables
maneras en el aspecto doctrinal que lo que buscan es debilitarla y acabar con ella. Entones cabe preguntarse ¿Dónde
está la verdadera iglesia de Cristo? La respuesta es sencilla: “Sigue siendo
aquella que Jesucristo fundó sobre Pedro la Roca y que seguirá siendo la misma
a pesar de todo pues si llegara a
acabarse por obra del pecado o por haberse corrompido entonces Cristo no
cumplió su palabra al decir “el cielo y la tierra pasarán más mis palabras no
pasarán” entonces lo que está escrito en la Biblia es una gran mentira por
tanto no hay que creer en ella y que todas las iglesias se acaben.
Algunas de las frases que esas iglesias
esgrimen para debilitarle la fe y confundir a los católicos son: “todas las
iglesias son buenas”, “Todas las iglesias adoran al mismo Dios”, “Da lo mismo
pertenecer a cualquier iglesia”. Peor aún, se dicen otras frases tales como:
“Jesucristo si, Iglesia No”, “la religión no te salva, Jesucristo es quien te
salva”, “No a las doctrinas, dogmas, ni concilios, Jesucristo es la única
verdad”, etc.
Todas esas frases, si nos damos cuenta,
tienen una relación directa con el relativismo filosófico. No creer en nada
pero creer en algo. Que la iglesia católica no tenga doctrinas pero que ellos
sí la tengan. Eso de que da lo mismo
pertenecer a cualquier iglesia es algo totalmente ridículo, entonces pertenezcamos
a la iglesia de Satán y no habrá ningún problema pues al fin y al cabo es una
iglesia. Es más, si da lo mismo pertenecer a cualquier iglesia entonces nos
estamos colocando encima de Cristo, estamos
queriendo decir que nuestros criterios son mejores que las de él por
tanto nosotros somos más capaces de fundar mejores iglesias que las que él
fundó con toda su Divinidad.
Esto por supuesto pareciera algo muy
radical, muy conservador pues como personas contemporáneas ya nos estamos
acostumbrando a los criterios mundanos actuales en los que ya todo vale, ya
nada es verdad. Se está intentando
suplantar la verdad de Cristo con ideologías inspiradas más en la filosofía
griega platónica, aristotélica, cartesiana, etc. Y nos olvidamos que Cristo es
nuestra verdad. Estamos relativizando nuestra fe en Cristo. Eso por supuesto le
conviene al hombre de pecado, pues
entonces esa manera de pensar le permite justificar su pecado y así
tranquilizar su conciencia para evitar el
remordimiento de tener que lidiar con críticas y prohibiciones por su
actitud pecaminosa.
Por eso es que la iglesia Católica está
recibiendo muchos más ataques que otras iglesias que se dicen cristianas pues a
lo largo de los siglos ha defendido la indisolubilidad del matrimonio, la lucha
contra el aborto, el no a las uniones
homosexuales, la castidad, el celibato sacerdotal, etc. Es decir, ha
constituido la conciencia moral de la humanidad a lo largo de la historia.
El peligro actual sería que muchos
católicos nos dejemos amoldar por los criterios mundanos relativistas que nos
llevan a una sociedad cada vez más inmoral y más permisiva.
Entonces concluiré diciendo que aunque
nos llamen retrogradas y tradicionalistas, nunca debemos dejar de ser
católicos, pues la iglesia católica es la única iglesia que desde un principio
hasta ahora se ha mantenido firme en su aspecto moral aun cuando algunos de sus
dirigentes hayan cometido cualquier error.
Hermanos reitero mi llamada, NO
RELATIVICEN LA FE, nunca se dejen engañar por aquellos que les dicen que todas
las iglesias son iguales o todas las iglesias son buenas, pues esa es una
táctica protestante para debilitar su fe y llevarlos a su secta. Ustedes como
católicos son la verdadera iglesia de Cristo. Aunque se ofendan debo decir que
las demás iglesias son producto de la mano de los hombres, nunca tienen el aval
de Cristo para llamarse iglesia. Por tanto debemos permanecer firmes en nuestra
fe, en nuestra iglesia y como decía San Pablo “No nos dejemos presionar ni nos
acomodemos a los criterios mundanos.
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